Desde siempre y por su cualidad de ser el centro de reuniones familiares, con amigos y protagonista de agradables jornadas de entretenimiento, elegir un televisor es una tarea que requiere tanto atención como la evaluación de distintos factores, que van desde su precio, calidad, resolución, colores, características técnicas, diseño y por supuesto, su tamaño.
Frente a tantas variantes, puede ser difícil elegir la opción que más se adapta a las necesidades propias o de la familia. Sin embargo y más allá del precio o marca del televisor, lo más recomendable es centrar la atención en su tamaño, ya que el espacio disponible para colocarlo en casa es un factor determinante para decidir si llevarlo o no.
Mientras que una televisión muy pequeña puede resultar incómoda de ver, por dificultar la comprensión de lo que sucede en la transmisión, una pantalla muy grande puede resultar abrumadora, tanto al disfrutar de algún programa o película como al transitar por los pasillos o mover los muebles a su alrededor, para su cuidado.
Para elegir el televisor correcto toma en cuenta los siguientes consejos:
- Planea dónde lo vas a instalar: Definir dónde instalar una pantalla depende de múltiples factores y características propias de ella. Independientemente de si deseas colocarlo en la cocina, el patio o la sala, inicia por medir el espacio antes de llevarlo ahí. También, evalúa desde dónde verás el televisor, por ejemplo, si vas a colocarlo en la sala, revisa, ¿a qué distancia está el sillón o silla más cercana?, si se trata de la cocina ¿se utilizará mientras se cocina?, ¿qué tan lejos se encuentra la estufa o el picador? Tomar en cuenta la ubicación y la distancia desde donde se verá la TV te ayudará a elegir mejor el lugar y la posición donde se instalará, teniendo como base la comodidad de los espectadores.
- El tamaño sí importa: Este punto está ligado al anterior. El lugar dónde planeas colocar tu nueva pantalla definirá el tamaño que puedas adquirir. Lo mejor es que siempre tomes medidas de donde será instalado, así no te llevarás una sorpresa al llegar a casa.
- Resolución: Una televisión puede ser muy grande, pero si tiene una baja resolución, la imagen no será definida y será muy molesto tener que ver una imagen enorme y pixelada. La resolución de la pantalla debe ir de acuerdo con su tamaño. Continuando con el ejemplo anterior, en caso contrario, una televisión pequeña con baja resolución podría funcionar muy bien, ya que no notarás la reducción de calidad en la imagen. En cualquier caso toma en cuenta que lo principal es cubrir tus expectativas sobre lo definida que deseas que sea la imagen proyectada.
- Ángulo de visión: Si bien, la forma rectangular de la pantalla es fija, afortunadamente en el mercado existen distintos soportes que te ayudarán a colocarla en prácticamente cualquier lugar de la casa u oficina, por lo que la pantalla puede estar sobre tu cabeza, frente a ella o incluso si se encuentra en un mueble pequeño, obligarte a ver hacia abajo. De esta manera, pensar en el ángulo desde el cual verás al televisor te ayudará a hacerte de los accesorios necesarios para disfrutar por completo de la compra.